La película La
isla mínima, dirigida por Alberto Rodríguez y protagonizada por Raúl Arévalo y
Javier Gutiérrez es, sin duda, un thriller sorprendente y al que,
personalmente, califico de obra maestra. Además, ha recibido el Premio Feroz
Zinemaldia 2014, por la Asociación de Informadores Cinematográficos de España,
que reúne a periodistas y críticos de todo el país.
En primer
lugar, la trama, a pesar de ser un poco típica, consigue enganchar al público y
mantener al espectador con la mirada atenta. Parece que la historia avanza de
forma lenta, pero en realidad es como debe ser, ya que, al tratarse de un
thriller, se intenta mantener continuamente el suspense y la intriga, algo que
se ha logrado bastante bien. En cualquier momento no se sabía qué iba a suceder
en la escena siguiente, ni si quiera lo que iba a pasar en la misma. Los
continuos cambios de tomas y de escenarios, a la vez que los numerosos
personajes, hacen que te mantengas más intrigado al no saber qué escenario será
el siguiente ni qué personajes aparecerán.
En cuanto a la
fotografía, es magnífica. Podemos observar que en casi todas las escenas hay
muchas luces y reflejos, pero al mismo tiempo existe un ambiente un poco
sombrío y de poco color, lo que permite una mejor ambientación de la película
en 1980 y es acorde con el género. Utilizan mucho los primeros planos y planos
de detalle, y apenas nos encontramos con el plano general o americano, lo que
me ha resultado muy llamativo, ya que no suele ser lo habitual en una película,
pero he decir que me ha gustado bastante porque permite un mayor acercamiento a
la trama y te hace sentirte casi dentro de la propia escena. También nos encontramos
con otras cosas novedosas que me han sorprendido y que nunca había visto en
películas; la primera es la existencia de planos generales desde el cielo para
mostrar los caminos y paisajes por donde se encuentran, que en el momento en el
que son mostrados permiten que el espectador esté más atento y con más curiosidad
esperando la siguiente escena donde aparecerá algo de valor; por otro lado, me
ha llamado mucho la atención el enfoque y desenfoque continuo en las mismas
escenas, ya que como se utilizaban muchos primeros planos, estos eran enfocados
pero a los dos segundos se desenfocaban para poder mostrar el fondo.
Hablando de la
música, como elemento imprescindible en toda película, podemos decir que tampoco
se queda atrás. En este caso se convierte en un material muy importante ya que
es la que aporta el misterio y suspense y la que hace que veamos y sintamos las
escenas tal y como las sentimos, con angustia, curiosidad y expectación.
También cabe
señalar la magnífica actuación de todos los personajes, quienes realmente me
han dejado con la boca abierta. De hecho, el actor Javier Gutiérrez ha recibido
el premio Concha de Plata al Mejor Actor en el Festival de Cine de San
Sebastián. Teniendo en cuenta el tipo de series y films en los que han
participado sus protagonistas (en el caso de Raúl Arévalo principalmente
comedia y en el caso de Javier Gutiérrez tanto comedia como aventura y acción)
podría decir que han tenido una actuación impresionante para ser un género en
el que no habían participado.
En general la película me ha gustado bastante, el ambiente está muy
conseguido y la historia muy bien realizada, lo que añadido a la fotografía,
música, actuación y otros elementos representativos la hacen una película digna
de ver.
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